sábado, 1 de septiembre de 2012

Maras,Sicariato y Estorsion



Cuando el fenómeno de las maras comenzó en Honduras, los pandilleros solían robar carteras, artículos domésticos, radios de carro, gorras o bicicletas; pero en los últimos años, el cambio ha sido drástico, pues ahora se especializan en el sicariato, extorsiones, tráfico de armas, narcotráfico, lavado de activos, secuestro y robo de vehículos.
Además están distantes aquellos días en que usaban pistolas de bajo calibre, cuchillos, chimbas o velocímetros para cometer sus actos delictivos pues ahora cuentan con potentes variedades de armamento y costosa logística para ejecutar sus crímenes.
Han tenido mutaciones visibles y a veces imperceptibles que se produjeron hasta hoy luego de dos décadas de convivencia de las pandillas, no solo en el territorio hondureño, sino en los países centroamericanos del triángulo norte como se les conoce a Honduras, El Salvador y Guatemala.
El estudio “Situación de las Maras y Pandillas de Honduras 2010-2011” elaborado por el PNPRR (Programa Nacional de Prevención Rehabilitación y Reinserción Social), realizado durante el período comprendido entre septiembre de 2010 y enero del 2011, revela la elaborada organización que tienen en el presente las pandillas, lejos ahora de aquella simple estructura que se limitaba a definir quién era jefe y quién subalterno.
Los resultados del estudio serán presentados hasta la próxima semana, pero Diario LA PRENSA tuvo acceso exclusivo al documento.
Evolución de las maras
El informe sobre maras y pandillas da a conocer que tanto la pandilla 18 como la mara Salvatrucha o MS13 tienen contadores responsables de legalizar sus activos y de llevar las nóminas de pago a todo aquel que haya brindado servicio, sean estos abogados, militares, miembros del Poder Judicial, periodistas, médicos, etcétera.
También utilizan el sistema financiero nacional, por medio de allegados a las pandillas, los cuales prestan sus nombres para abrir cuentas en los bancos y adquirir legalmente armas, vehículos y bienes inmuebles.
Las pandillas diversificaron sus actividades y comenzaron a incursionar en el mercado convencional invirtiendo en algunas actividades económicas lícitas, como el transporte urbano, específicamente el negocio de taxis y rapiditos.
Para los gastos menores utilizan fondos de una especie de “caja chica” y además se auxilian de “buzones” (lugares facilitados por vecinos para almacenar entre otras cosas, dinero, armas, drogas, etcétera). A los  vecinos que utilizan para esos fines primero les entregan una suma de dinero importante y luego le van solicitando del mismo pequeñas cantidades para cubrir sus necesidades más inmediatas.
El estudio dice que mareros y pandilleros han invertido en algunas pequeñas y medianas empresas, es decir, que se están insertando en la economía formal de la sociedad.
Debido al cobro del impuesto de guerra, sus trabajos relacionados con drogas, los pagos que reciben por efectuar tareas de sicariato, secuestros, etcétera, ahora las pandillas son asociaciones con ingresos importantes que cubren las necesidades de todos sus miembros y en algunos casos incluso apoyan económicamente los sectores en que residen. Para garantizar sus inversiones, catalogaron la corrupción como uno de los peores errores de quienes los cometen.

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